Cierto domingo del mes de marzo me dispuse a levantarme a las 7.00 Am para realizar un servicio de voluntariado en la Sociedad Valenciana Protectora de Animales y Plantas (SVPAP). Mi intención era la de echar una mano en la limpieza, paseo y socialización de los perros que allí hay, a la vez que, encontrando un ratito, sacar unas fotos con cámara analógica para una posible exposición en colaboración con esta protectora. La bienvenida de los 400 perros fue estruendosa, y la banda sonora de aquel día duró  hasta que me dormí en la noche. Los perros extrañados y excitados por la presencia de los voluntarios ladraban a decibelios surreales, cosa que con el paso de las horas fue amainando (o yo me fui acostumbrando). Mi primera labor fue la de limpieza, y no os podéis imaginar a qué velocidad unos pantalones de deporte pueden cambiar de fragancia. Al entrar en las jaulas los anfitriones agradecían de tal modo tu presencia que el hecho de encontrarte hasta los huesos de excrementos me parecía una pequeña anécdota. Las mangueras y el agua no agradaban a casi ninguno, a pesar de ello el entusiasmo y la energía no tenían mesura. Teníamos que tener extremo cuidado a la hora de abrir y cerrar una jaula ya que en una fracción de segundos si sacaban la cabeza, estaban prácticamente fuera. Sorprendióme enormemente el caso de uno de ellos que logró escaparse y alarmar a todos los perros creando un laberinto de ladridos en progresión, todos envidiosos de su libertad aparentemente definitiva. De todos los perros que estaban en esa jaula, el que tenía solamente tres patas fue el momentáneamente afortunado.

Tras esto mi labor consistió en sacar a pasear a perros, de uno en uno, por jaulas. Dato importante el de la necesidad de sacar a todos los perros de una jaula, a la vez, bien sean 15 ó 25, ya que si sacas sólo a un porcentaje de ellos, al volver a las jaulas tras el paseo, el resto de perros los agredirían. Estos paseos consisten en un pequeño recorrido en los alrededores de la protectora, cada voluntario con su perro y todos en el mismo recorrido y a la vez. Otro dato a tener en cuenta era que si sacabas al perro y a la vez otros voluntarios sacaban a perros de otras jaulas, éstos no podían mantener contacto ya que muchos perros se mantenían unidos en estas jaulas, únicamente por tener una enfermedad común. El paseo también fue una experiencia intensa ya que los animales, que no salían desde hacía una semana, desesperados, casi automáticos, les faltaba suelo para correr, y claro, no les ibas a cortar las alas, sino que corría a su lado,  las agujetas duraron casi tres días, ya que la mayoría de veces me faltaba cuerpo para frenar, después de muchos galopes, aquel trote perseverante. 

Tras esto me tomé un tiempo para hacer unas cuantas fotografías. Fue curioso observar las reacciones ante el sonido del disparador, ante la misma presencia de la cámara apuntándoles, algunos se escondían, otros ladraban, otros ladeaban la cabeza. También he de decir que sentí por unos momentos bajo mi piel, la culpabilidad intrínseca al fotoperiodista. Me sentí en cierta manera una ladrona mirando por el visor, una oportunista con ánimo de lucro, pero conseguí disipar la niebla de los horrores que no me pertenecen y vislumbrar realmente por qué estaba allí, y era porque quería ayudar activamente en las tareas que hicieran falta, pero también al modo que yo sé, al modo para el cual me preparo y en parte me veo capaz, y es el de configurar imágenes que puedan salir de la SVPAP, y llegar a la gente que le da asco la caca de perro.

Para finalizar diré que casi lo mejor de todo fue cuando, tras aquella jornada, me dispuse a adentrarme en el gusano de la ciudad, en el metro. Mis ropajes y todo mi cuerpo desprendían tal olor que los pasajeros, muchos de ellos que venían desde muy lejos para ver las magníficas fallas, tuvieron un inesperado adelanto de la ocasión. Fue muy divertido observar, desde el centro de aquel corro de diámetro considerable, las expresiones, la mayoría de veces de horror que emanaban sus rostros.




A Russell Di Napoli
por ayudarme a transformar
unas emociones en otras

3 comentarios:

Proyectos 1 dijo...

Buenísimo texto Mara, felicidades.
Como ya sabes que no me quedo bien si no pongo alguna pega, pues lo de siempre, repasalo y será mucho mejor.

Proyectos 1 dijo...

Mara hay una foto que no se puede agrandar cuando le das encima, a veces pasa, no sé muy bien porque...
Si algo quieres contestarme o preguntarme, me escribes a mi correo de siempre, al de la universidad, el que está en el programa.
Las fotos las veo un poco desenfocadas, no sé si es la imagen en sí o el efecto digital, o el blog. ¿Son todas las que hiciste o es una selección?

Mara dijo...

Son una selección, y algunas estan desenfocadas porque las fotografié rápido, y luego no lo volví a hacer. Son fotografías analógicas, muy elaboradas y muy costosas! Lo mejor sería escanearlas... Si tengo tiempo lo haré. Y sí, muchas veces no se pueden agrandar las fotos, cosa que no entiendo...

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